En pleno corazón de nuestra ciudad, la belleza de nuestros edificios
históricos se ve empañada por una lamentable realidad: cables
colgando de sus fachadas. Esta estampa, lejos de evocar la grandeza
de nuestro patrimonio, nos sumerge en una atmósfera de descuido y
falta de respeto por nuestra estética urbana.
Es inaceptable que nuestros edificios históricos, testigos de nuestra historia y cultura, sean víctimas de esta degradación visual. Los cables desordenados y desorganizados no solo arruinan la estética de nuestras calles, sino que también un riesgo para la seguridad pública.
Es hora de tomar medidas y exigir responsabilidad a las autoridades pertinentes. No podemos permitir que la negligencia y la indiferencia sigan dañando la imagen de nuestra ciudad. Es imperativo que se tomen acciones para ocultar o integrar estos cables de manera discreta y respetuosa con nuestro entorno histórico.

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