Los icodenses no han asumido la grave situación de la escasez de agua potable
Mientras el Ayuntamiento, con una tardía y predecible estrategia, corta el suministro de noche y emite mensajes por megafonía, la población continúa su vida como si la sequía fuera un problema ajeno.
Estos parches de gestión son insuficientes. El mensaje de "ahorrar" se pierde en la mentalidad de una sociedad que, sin unas consecuencias concretas, ignora la urgencia. Se llenan piscinas, se riegan jardines, huertas, y se lavan coches con una normalidad pasmosa, como si los cortes de agua de unas pocas horas fueran un mero inconveniente y no una señal de colapso inminente.
Este problema, que venía gestándose desde hace años, es el resultado de una inacción crónica. El Ayuntamiento no invirtió en infraestructuras ni en políticas de uso eficiente, y la ciudadanía no ha asumido la grave situación.
Es una ineptocracia hídrica: un gobierno que gestiona la crisis con medidas cosméticas y una población que se niega a cambiar sus hábitos. La situación no se resolverá con simples cortes nocturnos o mensajes al viento.
Se necesita un cambio cultural y una gestión valiente, antes de que el "preciado tesoro" se convierta en un recuerdo.
